Noticias acerca Rainbow Gathering Argentina 2011

Escribieron acerca del Encuentro Arcoiris (Rainbow Gathering Argentina 2011) realizado en Misiones, Argentina.

Cientos de hippies del mundo se concentran en la selva misionera (9 marzo) (Aquí) y (Aquí)


Es en un campamento de El Soberbio. El encuentro durará hasta fin de mes y se estima llegarán a ser 2.000. No consumen carnes y alcohol pero sí fuman marihuana

Es en un campamento de El Soberbio. El encuentro durará hasta fin de mes y se estima llegarán a ser 2.000. No consumen carnes y alcohol pero sí fuman marihuana

No drogas, no alcohol y no carnes. Bajo el lema “Paz, amor, felicidad y armonía con el universo, todo el que llega es bienvenido”. Rainbow (Arco iris en castellano), significa todas las razas, todos los colores y todas las religiones. Así es la filosofía en el encuentro internacional de hippies que se está gestando por estos días en El Soberbio. Pero no les gusta que la visita salga en los diarios porque quieren evitar que su vida se convierta en una especie de parque temático y su refugio se torne en un lugar turístico lleno de miradas de curiosos con cámaras de fotos.

No es fácil llegar hasta al campamento distribuido por los más diversos sectores en el medio de la selva paranaense. Saben que el que tiene que llegar, llega y comparte.
“No hace falta poner carteles porque no queremos que vengan los chismosos. Queremos que vengan los que tengan ganas de compartir un momento especial con nosotros”, explicaron a El Territorio, tras varias horas de compartir sus momentos más preciados y lograr tomar imágenes de tan inusual convocatoria.

En el encuentro internacional de hippies, la vida se puede guardar en una mochila para continuar el viaje. Llegaron hasta El Soberbio procedentes de muchísimos países como Canadá, Perú, Brasil, Polonia, Bosnia, Nueva Zelanda, Austria, Francia, Alemania, Japón, Polonia, Gran Bretaña, Croacia, Rusia, Colombia, Portugal, Armenia, España y “Gipsilandia” o “país de los gitanos” de donde dicen que proviene la gran mayoría.

Todos ellos, se transmitieron el encuentro boca en boca, por teléfono, internet y este año se reunieron en una chacra camino a los Saltos del Moconá que les prestó un propietario de esta localidad.

Marcados por la luna

El encuentro comenzó oficialmente los primeros días de la luna nueva y finalizará a los veintiocho días, con la luna llena. Al llegar a la chacra, hay un campamento de bienvenida donde se explican las condiciones del encuentro: “Nada de drogas, nada de alcohol y nada de carne”, dice el cartel. Tampoco se pueden bañar con jabón en el arroyo, salvo que sea a 30 metros del agua y con baldes. Tampoco se puede fumar cigarrillos industriales, pero sí permiten el armado artesanal y la marihuana, “porque no es una droga, es una planta”, explicaron.

Luego de caminar una media hora por un rosado preparado por ellos, se empiezan a reconocer los campamentos. A un costado está el de las familias con niños y una cocina especialmente preparada para atenderlos. Más adelante, hay carpas y hamacas paraguayas distribuidas por todos los sectores, algunas juntas y pegadas una a la otra, y otras un poco más alejadas pero todas escondidas entre los árboles y la naturaleza.

En otro sector se instaló una gran cocina comunitaria para adultos, donde deciden los menús que se preparan por turnos y con la colaboración de todos. Sin embargo, contaron a El Territorio que el campamento todavía está en la etapa “semilla”, preparando los espacios para recibir a más “hermanos”. Calculan que al final del encuentro van a pasar por el campamento más de dos mil personas.

El círculo

También existe un “círculo” para almorzar y cenar donde hay un fuego que se mantiene encendido durante los 28 días. Después de comer se pasa el “sombrero mágico” y los que tienen dinero colaboran para comprar lo que sea necesario en el pueblo. Consumen frutas, verduras, cereales, granos y mucha agua.

Todos los días tanto en el almuerzo como en la cena, se celebra el “círculo de la palabra”, donde cada persona puede tener voz y expresar lo que siente. Para hablar sólo hay que esperar el “palo del poder” y cuando uno lo tiene, todo el mundo respeta su palabra y escucha. En el “círculo” también se decide, en forma democrática, cómo repartir el trabajo, la limpieza, la cocina, los menús, los talleres”, explican.

Pese a llegar de los lugares más recónditos del planeta, el idioma no parece ser su problema. Se habla de todo, fundamentalmente castellano o inglés. La gente es afectuosa, respetuosa y predomina la colaboración. Y por las noches, todo se transforma en fiesta alrededor del fuego. Malabares, cantos, música y bailes. Todo tiene una magia especial.

“Se está relajado y dispuesto a conocer gente con los más diversos pensamientos, ideas y objetivos que superan cualquier tipo de diferencias políticas, económicas, sociales o religiosas”, dijeron.
Quieren un mundo mejor donde reine la libertad, la dignidad personal, la Justicia social y la solidaridad.

El nacimiento, en los 60

La cultura hippie se formó en los años 60′ en el Estado de California, Estados Unidos. El distrito de Haight-Ashbury fue el lugar indentificado donde todo comenzó. Un grupo de jóvenes de esa localidad comenzaron a compartir ideas antibelicistas y de anarquía pacifista, promulgando un marcado rechazo hacia la cultura materialista occidental.

Rápidamente se los asoció con el rock psicodélico y sus vestimentas coloridas. Así mismo públicamente demostraban su afinidad a la marihuana y al LSD (ácido lisérgico), pues a través de ellas buscaban alcanzar estados de conciencia alterados y una nueva forma de rebelarse ante la sociedad.

Fundamentalmente los hippies estaban (están) contra la sociedad materialista y la homogeneidad del sistema. Gracias a la importante masificación que sufrió el grupo otros movimientos emparentados luego cobraron fuerza, como la lucha contra la discriminación étnica, la liberación femenina, la liberación homosexual y la tolerancia.

La poca plata y el rebusque

No es fácil ser nómade en un mundo separado por fronteras. Tampoco resulta posible instalarse una temporada entera entre la selva, las montañas, o la orilla de una playa para vivir en paz sin molestar, y sin ser molestados. Estas personas son y no son hippies. Son lo que son y lo que quieren y pueden ser, como cualquiera.

“Me dedico a viajar hace seis años, me voy de un Rainbow a otro, o me quedo en alguna comunidad donde me sienta como en casa. Conocí todos los continentes, menos África que creo que voy a conocer el próximo año”, dijo Marco, proveniente del “país de los gitanos”.

Para ganar algo de plata y poder viajar, Marco toca la “embira” -un instrumento de África- y después pasa la gorra, pero “sólo en ciudades donde hay turistas sino, trabajo en las chacras uno o dos meses y me voy a países donde se puede vivir un largo tiempo con poco dinero”.

La mayoría de los hippies practican economías autosuficientes y sostenibles con el medio. Algunos son artesanos, otros dan masajes, otros viven del teatro y las acrobacias callejeras y algunos venden productos en las ferias francas o “mercados ecológicos”. También reciclan las cosas que se tiran y sobre todo respetan la naturaleza. No ensucian y comen productos que se pueden encontrar o cultivar en la tierra.

Ser parte de los encuentros es para compartir conocimientos. Hay profes de yoga, biólogos, cocineros, actores, músicos, artistas plásticos y todo lo que uno se pueda imaginar. En el Rainbow no circula dinero. Todo se enseña de manera gratuita y cada uno aporta lo que puede.

“Es increíble como en tres o cuatro días, más de doscientas personas están absolutamente organizadas”, contó.

Marco ya participó de los encuentros mundiales en Nueva Zelanda, Turquía, Costa Rica y Brasil. Curiosamente, ninguno de los participantes del evento ha escuchado hablar de los maravillosos Saltos del Moconá. Cuando El Territorio pregunta si tienen pensado ir hasta los saltos, respondieron “no, porque nunca pagaríamos para conocer un lugar natural”.

Solos o en compañía, con hijos o sin ellos, con ropa, desnudos o semidesnudos. Sin prejuicios ni miradas de curiosos. Por éstas características los encuentros del Rainbow son como un laboratorio para experimentar una cultura absolutamente distinta a la de los países del “primer mundo”, donde la depresión, el estrés y la falta de sentido de la existencia parece se han vuelto crónicas entre los niños, jóvenes y adultos.

La visión del Arco Iris responde a esta crisis de la existencia con una alternativa real y al mismo tiempo transcendental basada en los valores de la paz, la cooperación, el respeto y el amor hacia todos los seres vivos de este planeta.
Es una invitación para conectarse con uno mismo, sin dogmas ni ideologías, como hermanos y hermanas, con la vida y la naturaleza en todas sus manifestaciones.

Gendarmería visitó a los hippies de El Soberbio (11 marzo) (Aquí)


La fuerza arribó al campamento tras un pedido del propietario del predio y no detectaron anomalías. Cada vez llegan más visitantes.

Luego de las repercusiones que tuvo la nota sobre el encuentro Internacional de Rainbow, que se está llevando a cabo en una chacra de esta localidad, se confirmó que el grupo Arco Iris recibió la visita de de efectivos de Gendarmería Nacional. “Vinieron unos señores de uniformes verdes y botas”, relataron los hipies.

Según lo que se pudo confirmar de autoridades de El Soberbio, la Gendarmería fue invitada por el propietario de la chacra donde actualmente se encuentran alojados más de doscientos participantes provenientes de más de treinta países.

La Gendarmería recorrió todo el campamento y corroboraron sus diferentes actividades sin encontrar ningún tipo de estupefacientes.

“Un ciudadano de origen americano los recibió y les contó que iban a estar hasta el comienzo de la luna nueva, creo que es hasta el 4 de abril. También dialogamos con el propietario de las tierras quien informó que él había prestado su terreno para el encuentro y quedamos sorprendidos por el tipo de organización que tenían en ese campamento”, dijeron desde la fuerza.

Uno de los puntos de la polémica es la presencia de marihuana en la chacra de El Soberbio y las fuentes consultadas por El Territorio aseguraron que durante la visita no se encontró ninguna anomalía, por lo que el cuerpo de seguridad se puso a disposición de los hippies por cualquier necesidad que se les presentara.

Arco Iris significa “todas las razas, todos los colores y todas las religiones”. Es un grupo pacifista y ecologista que busca encontrar un equilibrio con la tierra y la naturaleza. Están organizados en distintos sectores distribuidos dentro de una chacra prestada por un propietario de la localidad y uno de sus lemas es “ni drogas, ni alcohol, ni carne”.

No quieren recibir la visita de turistas porque no desean que su vida se convierta en un parque temático lleno de miradas de curiosos con cámaras de fotos.

Tampoco se bañan con jabón en el arroyo, salvo que sea a treinta metros del agua y con baldes. Tampoco se puede fumar cigarrillos industriales pero sí permiten el armado artesanal y la marihuana, “que no es droga, es una planta”.

“La gente piensa que lo único que hacemos los hippies es drogarnos. Nos juzgan por cómo nos vestimos, por el pelo, por la ropa, por si estamos sucios o limpios y como no nos conocen, hablan. Nosotros nos oponemos al materialismo, al conformismo que caracteriza a los ciudadanos y la burocracia que dirige y aniquila la fluidez de la vida. No queremos ser parte de esa atadura que impuso la sociedad y creen que eso les posibilita ser libres.

Nuestros valores dominantes nada tienen que ver con el dinero, la competencia, las diferencias de clases, la propiedad, el trabajo y la represión ideológica o religiosa. Algún día se van a dar cuenta que con todas esas cosas, terminaron por acabar de ser felices”, dijeron los chicos.

Hippies del mundo piden paz y amor en la selva misionera (21 marzo) (Aquí)


Cuando la Luna llena aparece en el cielo nocturno, iluminando un claro de la selva misionera, una multitud con rostros y cuerpos pintados, se dan las manos y forman círculos alrededor de la hoguera. Algunos visten ropas de llamativos colores, otros están totalmente desnudos.

Sonidos de tambores y guitarras, junto a exóticos instrumentos musicales de viento como el didgeridoo australiano o la quena incaica, se mezclan con los himnos corales. Un inconfundible olor dulzón a marihuana impregna el ambiente.

Son más de 500 miembros de la Rainbow Family (Familia de Arco Iris) organización internacional que da continuidad al legendario movimiento contracultural de los Hippies, nacido en los años '60, en California, Estados Unidos. Son nietos y bisnietos de los que hicieron el mítico Festival de Woodstock, los que abrazaban la revolución sexual y creían en el amor libre, mientras cantaban "love and peace" (paz y amor).

Anualmente organizan el Rainbow Gatherings o Encuentro Mundial del Arco Iris, que el año pasado se hizo en Nueva Zelanda y este año en las selvas de Misiones. El próximo rincón del planeta donde se hará en 2012 se decidirá en este encuentro.

Un observador comenta que parecen una secta secreta de adoradores de la Luna, pero ellos reclaman ante cualquier intento por caracterizarlos. "La mayoría de los miembros de la sociedad de consumo nos ven como bichos raros, pero somos seres humanos como todos. Pero tenemos valores y principios, y queremos vivirlos con entera libertad, por eso nos juntamos casi en secreto, cada año", explica Sancho, quien llegó con su mochila desde España.

Hay quienes llegaron de más lejos, Polonia, Bosnia, Australia, Nueva Zelanda, India, Nepal, Armenia, Japón, Austria, o el lugar más remoto que uno pueda imaginar. Otros se declaran ciudadanos de "Gipsilandia", que viene a ser "un país gitano que existe en todas partes y en ninguna, porque vivimos siempre en el camino", explica Geraldine, una francesita de ojos azules que ya recorrió varios Rainbow.

SECRETO A VOCES. No es fácil llegar. Desde la ciudad de El Soberbio (a 250 kilómetros al nordeste de Encarnación-Posadas), en la provincia de Misiones, Argentina, se deben andar otros 30 kilómetros cuando dos pequeños banderines verde y amarillo señalan una estrecha picada de tierra. Tras recorrer 3 kilómetros más, un cartel pintado sobre un tronco en medio de la espesura indica en letras de colores "Welcome home" (Bienvenido a casa).

SIN DROGAS NI ALCOHOL. "Yo me enteré meses antes que el encuentro mundial se iba a hacer en la región, pero nadie decía en qué lugar exacto iban a hacer", cuenta Valentina Lovell, corresponsal del diario El Territorio de Posadas, la primera periodista que logró ubicarlos. Ella convivió varios días para escribir un artículo y tuvo que adaptarse a las reglas de no comer carne y bañarse sin jabón en el arroyo, pero no la dejaron tomar fotos, más que a distancia.

En vísperas de impartir un taller sobre periodismo en la región, el enviado de Última Hora es recibido junto a otros dos colegas misioneros. "No nos gustan los reportajes y las entrevistas, ni queremos que fotografíen nuestros rostros, pero sean bienvenidos a compartir nuestro Arco Iris", invita Pedro Saurio, uno de los hippies más veteranos.

"No drogas, no alcohol, no aparatos eléctricos", advierten carteles en varios idiomas. "Tampoco permitimos que se fumen cigarrillos industriales", refiere Emilio, chileno, aunque admite que muchos enrollan y encienden cigarrillos de marihuana. "La macoña no es una droga para los hippies, es una planta y tiene un sentido ritual, ayuda a la meditación, a encontrar armonía con el universo, pero son pocos los que la fuman", defiende Jair, hippie brasileño.

Aunque la mezcla de distintos idiomas instala una sensación de Torre de Babel, no constituye un problema. "El amor es un lenguaje universal y todos lo entendemos", justifica Ann, de Nueva Caledonia.

SIN AUTORIDADES

Cientos de carpas se diseminan entre la espesura. Hay áreas comunes como el comedor y la cocina, el recinto para niños, y el gran círculo donde a la noche se reúnen a compartir, alrededor del fuego que no se apagará durante los 28 días del encuentro, que se inició hace 15 días.

"Aquí no hay líderes, ni estructura, ni voceros oficiales ni documentos oficiales. Todos pueden hablar en el círculo, cuando le llega el 'bastón de poder' y su palabra es oída y respetada. No hay votación, las decisiones se toman por consenso. Todo se comparte: el trabajo, la diversión, la comida, los gastos...", dice Sancho.

Cuentan que en el grupo hay mendigos y millonarios, hasta una princesa rusa que abandonó a su familia real para hacerse hippie. "Todos se despojan de lo que tienen, para ser iguales. Nuestro mensaje es de que paren ya la violencia y las guerras, como la que está sucediendo en Libia y en todo Medio Oriente", dice Michael, de Canadá.

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Rainbow Gathering Argentina 2011

3 comentarios:

Anónimo dijo...

mi hija esta en uno de ellos y no se que pensar de todo esto no se como funciona el grupo ni que pretende alguien puede aconsejarme

Anónimo dijo...

participe en varios raimbows locales y por primera vez fui a uno mundial, el de misiones... es increible la diferencia de conciencia... en todos los locales se destaco una real busqueda de armonia con la naturaleza... en este de misiones, nada que ver... al punto que luego de maltratar a dos vertientes y lograr que se secaran, la decision fue COMPRAR AGUA!! una verdadera contradiccion... la mente gringa, mente de hombre blanco, rompe y compra... si los raimbows mundiales son asi, no se los deseo a ningun pais del mundo... es la primera vez que me decepciona un raimbow... todos los arcoiris locales son magicos y hermosos... pido coherencia...pido conciencia... gringo, si venis a latinoamerica, escucha, aprende, respeta...pr favor...

Anónimo dijo...

Hola,estube en el ultimo rainbow en misiones y tengo q decir q fue una experiencia malisima,hubo una intoxicacion masiva por agua,una inconciencia terrible,recomiendo informarse sobre las condiciones del lugar antes de hacer cualquier tipo de aldea,yo casi me muero.si ser hippie es vivir en confraternidad con nuestros pares humanos lo es tambien cuidarlos!!!

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